ERTE y seguridad privada

Algunas de las principales empresas de seguridad privada del sector de la Vigilancia, ante la disminución de los servicios a causa de la crisis sanitaria del Covid-19, ya están haciendo uso de las posibilidades que pone a su alcance la legislación laboral para adaptar sus plantillas a las necesidades reales de la demanda.

Ciertamente, la situación generada es lo suficientemente catastrófica como para justificar esta medida. Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) serán más que frecuentes en los próximos meses. El daño infligido a nuestra economía va a ser muy grave y afectará por igual a empresas y trabajadores. Es, pues, el momento de apelar a la responsabilidad de todos a la hora de negociar y de poner los medios para resolver el problema.

Seguridad privada: servicio esencial

En primer lugar, de la Administración, que debe tomar conciencia del carácter de servicio esencial de la seguridad privada. El desmantelamiento de la estructura actual puede abrir una brecha de inseguridad en un ambiente de emergencia social, quizá enrarecido por el incremento de la conflictividad y la delincuencia. Es fácil suprimir servicios, pero será muy difícil recuperarlos con el nivel de eficacia adecuado, cuando la urgencia de la necesidad lo reclame. En consecuencia, la Administración debe buscar, para la situación económica de las empresas de seguridad privada, el tratamiento excepcional que requiere el mantenimiento de la seguridad como servicio esencial.

La Administración debe tomar conciencia del carácter de servicio esencial de la seguridad privada

En este sentido, el diferente tratamiento dado a las entidades públicas que coticen en mercados oficiales, respecto a la posibilidad de indemnizar a sus contratistas por los daños y perjuicios que les causara la suspensión temporal de sus contratos, no apunta en la buena dirección y abre un conflicto con operadores de la importancia de Aena.

Por su parte, las empresas deben hacer un uso responsable de este instrumento. No puede servir para hacer ajustes derivados de otras razones distintas de la emergencia actual. Ha de ajustarse escrupulosamente a estas. Al mismo tiempo, deberán tener en cuenta que el mantenimiento de su capacidad para asumir nuevos servicios les va a proporcionar una ventaja competitiva cuando la situación lo requiera.

Estabilidad

Por último, los trabajadores deben asumir que la crisis económica es un hecho con profundas repercusiones para todos. Y que será imposible mantener el nivel de estabilidad laboral y económica del que ya disfrutábamos. Para superar la crisis, todos deberemos hacer cesión de nuestras respectivas posiciones en la inteligencia de que, actuando así, conseguiremos acortar los plazos para la recuperación.

Estamos convencidos de que la seguridad privada merece ese estatus especial, pero no va a caer del cielo. Por el contrario, y como siempre, será fruto de un ejercicio permanente de responsabilidad por parte de todos. Demostraremos así que estamos a la altura de las circunstancias.

Autora: Ana Borredá, directora de Seguritecnia.

Fuente: Seguritecnia

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