Cifras y datos del sector

El ejercicio 2022 ha cerrado con un incremento de la facturación del 4,3% en términos interanuales, alcanzándose 4.622 millones de euros.

Por actividades, el segmento de Vigilancia logró una facturación de 2.742 millones, tras registrar un crecimiento del 3,4% respecto al año anterior. El área de Sistemas y Alarmas también experimentó un incremento de la facturación, del 4,8%, hasta los 1.579 millones. De la misma manera, el sector del Transporte de Fondos constató un crecimiento del 10,3% durante este periodo.

Es reseñable destacar que esta facturación se mantiene en unos términos muy similares a los reflejados 2008, pese al transcurso de un periodo de 14 años.

De cara al ejercicio 2023, las previsiones apuntan a que el sector continuará en una senda favorable y se estima que cerrará con un crecimiento de la facturación en torno al 5% para el conjunto de la industria y en el segmento de Vigilancia. Conviene señalar que estas estimaciones están sujetas a las actuales y diversas incertidumbres en el escenario político y económico del país, así como al desarrollo de los diversos conflictos bélicos en curso.

La procedencia del negocio en el ejercicio 2022 crece de manera moderada en el ámbito público, un punto porcentual más que en el último ejercicio analizado, pero todavía muestra una predominancia del sector privado, con un 74%. A su vez, la facturación de las Administraciones Públicas muestra que el 47% procede de empresas públicas, mientras que la Administración Estatal aporta el 19%, la Administración Autonómica el 21% y el restante 13% procede de la Administración Local.

En cuanto a los segmentos de demanda en Vigilancia, destaca Comercio con un 16,3% de la facturación. A este le sigue Industria y Energía con un 15,9%. A continuación, Infraestructuras de Transporte representa el 15,6%, Servicios supone el 15,5% de la facturación y, tras este, se sitúa Edificios / Instalaciones de Organismos Públicos con un 13,8%.

El número de empresas distribuidas por todo el territorio nacional asciende a 1.570, de las cuales 1.352 han sido autorizadas por el Ministerio del Interior, 197 por la Generalitat de Catalunya y 21 por el Gobierno Vasco.

Un dato continuado en el tiempo que revela la situación de atomización del sector es la información publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el cual señala que un 84,5% de las empresas tienen menos de 50 trabajadores.

El número de vigilantes de seguridad privada en activo ha registrado un incremento del 1,7% respecto al año anterior y se han alcanzado los 89.000 profesionales, de los cuales el 93% dispone de una modalidad de contratación de carácter indefinido, muestra de la histórica apuesta del sector por procurar la estabilidad en el empleo.

La edad media de los vigilantes de seguridad privada se sitúa en los 48 años y el 15% son mujeres, subiendo este colectivo un punto porcentual respecto al año anterior. En materia de formación, un 7% ha cursado estudios universitarios (licenciatura/diplomatura), mientras que el 93% restante tiene formación en FP, Bachillerato y/o Enseñanza Obligatoria.

El sector de la seguridad privada contempla la competencia desleal y la baja rentabilidad del negocio tradicional como las dos principales debilidades y amenazas. Asimismo, la persistente inseguridad jurídica, en general, y la referida a la actividad de Transporte de Fondos, en particular, sigue siendo una amenaza para la actividad del sector. La escasez de recursos humanos en determinadas zonas geográficas y la falta de eficiencia en los procesos de incorporación a la profesión empieza a convertirse en una nueva amenaza latente.

Por otra parte, el ámbito de la seguridad privada valora como una fortaleza su capacidad de generar empleo de calidad a medida que se refuerzan y/o generan nuevas líneas de actividad, así como el refuerzo de la colaboración entre el sector público y privado. Esta sinergia se ha convertido en una pieza clave, ya que las Fuerzas de Seguridad del Estado requieren este respaldo para atender las crecientes demandas de seguridad de la sociedad contemporánea. La cooperación entre profesionales de la seguridad de distintos ámbitos se está incrementando paulatinamente debido a los excelentes resultados conseguidos con esta colaboración.

Además, otra de las fortalezas que caracterizan al sector es la mejor y mayor gestión de la información y el aprovechamiento de la tecnología para su aplicación a los diferentes procedimientos del negocio. Esto se relaciona con oportunidades basadas en la aparición de nuevas soluciones tecnológicas que contribuyen a la optimización y mayor eficacia y eficiencia del servicio.