Los europeos acaparan en efectivo la mayor cifra desde la crisis de 2008

En Europa y en Estados Unidos los ciudadanos han actuado de manera similar: ante las turbulencias, acaparan efectivo. El 3 de abril pasado, la web económica Quartz publicó que a medida que aumentaban las preocupaciones por el coronavirus, en Estados Unidos se elevó “la cantidad de efectivo en circulación en un 1,8% en la semana que terminó el 25 de marzo; fue el mayor aumento semanal desde diciembre de 1999”. La publicación dijo que el dinero se guardó “en cuentas bancarias y también puede que debajo del colchón”.

Las gráficas semanales del Banco Central Europeo (BCE) permiten ver un movimiento similar pero con detalle. A medida que llegaban noticias alarmantes sobre el coronavirus, los europeos empezaron a acaparar billetes. Desde el 13 de marzo al 10 de abril, el BCE constató que el valor de los billetes en circulación aumentó en 46.689 millones de euros hasta marcar máximos históricos. Esta cantidad, que refleja que parte de los billetes que el BCE pone en circulación no vuelven al sistema, supone casi un 4% sobre el total, algo que no ocurría desde la caída de Lehman Brothers.
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“De acuerdo con los datos del BCE, un tercio de los billetes retenidos son de 200 euros, lo que podría indicar un aumento de la demanda de efectivo como reserva de valor”, recuerdan fuentes de Prosegur.

En España, esta firma de seguridad de efectivo junto con Loomis, han retirado 5.000 millones menos de dinero que en el mismo periodo de 2019. Las dos empresas, que tienen el 90% del mercado en este sector, recolectan billetes de restaurantes, comercios, gasolineras, centros comerciales y bancos. ¿Por qué esta caída? Según el Banco de España, “tras un súbito y significativo incremento de la demanda de efectivo por el estado de alarma, la tendencia se ha revertido en las últimas semanas. Sin embargo, en paralelo, el volumen de efectivo que retorna del circuito de la economía real ha sido sustancialmente inferior”.

Las razones, apunta el supervisor, son que “se está almacenado en los cajeros, en los comercios cerrados, en las oficinas bancarias… a la espera de ser usado cuando termine el confinamiento. También puede tener un efecto destacable que los turistas han dejado de visitarnos”.

Prosegur y Loomis coinciden en el diagnóstico. Fuentes de la primera apuntan: “Hemos pasado de recoger dinero del circuito a entregarlo” tras el parón económico. “Una vez más, estos datos mostrarían la importancia y la confianza de los ciudadanos en el efectivo, particularmente en momentos de crisis”.

Desde Loomis, Alejandro Corominas, director general, señala que hay “más entregas que retiradas. Se trata de una cifra que refleja el incremento de dinero en efectivo en circulación, pero no lo que se ha sacado de los cajeros, cuya cantidad ha descendido de media un 50% desde mediados de marzo, similar al 55% que ha bajado la utilización de las tarjetas”.

Llegan los ERTE

Respecto al uso de efectivo en las crisis, Corominas añade que “muchas personas ven en los billetes un refugio de seguridad y tranquilidad, algo que además coincide en este caso con cierta desconfianza cultural hacia sistemas de pagos que dependen de empresas que pueden verse afectadas por una situación extraordinaria, o que van contra la privacidad personal y además llevan aparejada una creciente inseguridad en fraudes informáticos”.

Y Prosegur recuerda que el Banco de España ha advertido de que la digitalización acelerada del sector “puede suponer un riesgo importante para las personas mayores y las con bajo nivel de renta o con algún tipo de discapacidad”.

Las empresas de transporte de efectivo tienen menos trabajo desde que se decretara el estado de alarma porque no acuden a recoger y entregar dinero en sus puntos habituales por el cierre de comercios. Esta caída de actividad les ha llevado a negociar ERTE de su plantilla. En Prosegur calculan que la reducción afectará al 30% o 35% del personal. En este caso también les ha caído la actividad porque no hay servicios de seguridad en conciertos, campos de fútbol, ferias, etcétera. Loomis no tiene cerrada la cifra del ERTE, pero cree que es inevitable, aunque espera que esta situación no dure mucho. Como todos.

Fuente: El País

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