En un mundo cada vez más conectado, la seguridad ha evolucionado para convertirse en una piedra angular del bienestar social, garantizando tanto los derechos fundamentales como la estabilidad de las naciones y sus ciudadanos. Actualmente, el sector de la seguridad está experimentando una transformación profunda impulsada por la necesidad de adaptarse a nuevas dinámicas globales a nivel social, económico y medioambiental. Bajo este contexto, la colaboración público-privada ha emergido como una herramienta clave que vela por garantizar la protección de dicho bienestar. La combinación de los recursos y competencias de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con el conocimiento especializado del sector privado ha demostrado ser un enfoque estratégico eficaz para hacer frente a los desafíos de seguridad actuales y emergentes.
En este sentido, las empresas que conforman la industria de la seguridad privada están asumiendo un papel cada vez más relevante al complementar a la seguridad pública a la hora de atender a estas demandas de la sociedad actual, desarrollando tanto tareas preventivas como aportando funcionalidades tecnológicas especializadas que optimizan la respuesta ante las continuas nuevas amenazas.
Estas empresas cuentan con una histórica y sólida base de conocimiento y experiencia en su ámbito de actuación, y también han adquirido una constante y ágil capacidad de adaptación a cambios legislativos, sociales, tecnológicos y de mercado, lo que les permite liberar a la seguridad pública de ciertas funciones para que puedan concentrarse en las más críticas.
COLABORACIÓN, ANTE LOS DESAFÍOS DE SEGURIDAD EN EUROPA
Cabe mencionar el último estudio elaborado por la Confederación Europea de Servicios de Seguridad (CoESS), Public-Private Partnerships: Unlocking the Potential for Enhanced Security, que no solo pone el énfasis en cómo esta colaboración ha demostrado ser una solución eficaz para enfrentar los crecientes desafíos de seguridad en Europa, sino que también demuestra que la cooperación entre profesionales de la seguridad de distintos ámbitos se está incrementando exponencialmente debido a los excelentes resultados obtenidos.
En España, programas como Red Azul y Coopera son un ejemplo paradigmático de cómo estas colaboraciones entre ambas organizaciones permiten optimizar recursos y mejorar la eficacia operativa en la protección de personas y bienes. El programa Red Azul, lanzado en 2012 por la Policía Nacional, establece un modelo de colaboración en el que las empresas de seguridad privada comparten información clave y recursos con las fuerzas de seguridad públicas. Por su parte, el programa Coopera, dirigido por la Guardia Civil desde 2010, entre otras actuaciones, refuerza esta cooperación a través de la firma de acuerdos formales con empresas privadas, promoviendo el intercambio de información operativa y la participación conjunta en la planificación y evaluación de riesgos.
No obstante, tal como señala el informe de CoESS, todavía existen desafíos por superar para aprovechar al máximo los beneficios de esta cooperación. Entre ellos, es fundamental avanzar en la asignación de nuevas funciones, en la estandarización de los protocolos y las prácticas operativas entre todos los actores implicados, así como mejorar, digitalizar, agilizar y simplificar los sistemas de intercambio de información. Esto no solo permitirá un mejor entendimiento mutuo, sino que también facilitará la inmediatez y la transparencia requerida entre el sector público y privado, siempre en beneficio del destinatario final de todos estos esfuerzos.
Firmado por Ángel Córdoba
Presidente de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (APROSER)