Actualmente estamos ante un panorama que éramos incapaces de imaginar hace menos de un año: una crisis sanitaria sin precedentes que afecta a todos los sectores de la población. Sin dejar de lado esta dura realidad, es fundamental mirar al futuro con optimismo, intentando encontrar las oportunidades de desarrollo e innovación que nos ofrece una situación tan negativa como a la que nos estamos enfrentando.
El papel de la seguridad ha cobrado especial protagonismo en este contexto. El control de los espacios que conforman nuestro entorno ha adquirido una gran importancia debido a los riesgos sanitarios que conlleva la Covid-19. Esta situación de crisis sanitaria ha generado “una vigilancia nueva” con nuevas funciones que permiten responder a las necesidades actuales, cumpliendo con protocolos de seguridad que ahora son mucho más estrictos y necesarios. En este sentido, con la actual crisis sanitaria debería haberse evidenciado definitivamente que la calidad en la prestación de los servicios de seguridad privada es el objetivo fundamental que se debe perseguir.
Desde el inicio de la pandemia, los profesionales del sector de la seguridad privada han multiplicado sus funciones y actividades, y han trabajado llevando a cabo diferentes tareas para garantizar la seguridad: control de aforos, mantenimiento de la distancia social o control de temperatura, entre otros, en espacios como supermercados, hospitales o grandes redes de infraestructuras de transporte.
Las nuevas funciones que estamos asumiendo han marcado un punto de inflexión en la visibilidad a nivel social de nuestra labor. Este reconocimiento ha sido otorgado tanto por los propios usuarios como por los medios de comunicación, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en sus mensajes institucionales e incluso por la Casa Real, que tuvo el detalle de ponerse en contacto con nosotros para interesarse por los profesionales, las empresas y la actividad desarrollada, y para agradecer personalmente la gran contribución que se estaba aportando a la sociedad en esta crítica y grave situación para todos.
Estos reconocimientos ponen de manifiesto que la labor desempeñada por los profesionales que componen el sector de la seguridad privada es fundamental y forma parte indisoluble de la propia actividad de cualquier otro sector, actividad que a medida que se vaya recuperando debe facilitar, como mínimo, el mantenimiento del nivel de empleo anterior al inicio de la crisis.
Uno de los grandes hitos que hemos materializado durante este 2020 es la firma de un nuevo Convenio Sectorial de la Seguridad Privada. Hemos impulsado un convenio que tiene como principal aportación un incremento del salario en 2021 para los más de 80.000 trabajadores del sector. Entendemos que es una buena noticia que supone un ejemplo de buena praxis y colaboración entre patronales y sindicatos en un momento donde la incertidumbre económica ha provocado bien una parálisis en las negociaciones, bien pactos de congelación de niveles salariales en la mayoría de los sectores de actividad, incluso en buena parte de aquellos que han sido, y siguen siendo, esenciales para la contención y minimización de la pandemia.
Nos estamos encontrando con nuevas amenazas que multiplican las funciones de la seguridad privada en la gestión de las mismas. Este sector cuenta con personal debidamente habilitado y formado para acometer estas nuevas funciones preventivas, actividades que, sin duda alguna, va a demandar una ciudadanía que ya conoce la envergadura de los nuevos riesgos a los que ahora ya se está enfrentando.
Si queremos hablar del sector de la seguridad privada en el futuro más inmediato, se antoja fundamental entender que la digitalización sigue siendo un objetivo prioritario irrenunciable. Cualquier ámbito de actuación en la actualidad debe fortalecerse con nuevas tecnologías y entenderlas como una ventaja competitiva, y el sector de la seguridad forma parte visible de este proceso dada la continua aparición de nuevos riesgos.
Actualmente, las compañías que componen el sector de la seguridad privada prestan sus servicios de distintas maneras y ofrecen servicios totalmente diferentes a los que podíamos encontrar en España hace tan solo 10 años. A pesar de esto, desde Aproser creemos que es fundamental poner de relieve que los profesionales de la seguridad privada dedicados a la vigilancia siguen constituyendo el corazón del sector. Las herramientas tecnológicas son un complemento indispensable para la realización de su tarea, pero no puede quedar en el olvido el fuerte componente humano de nuestra labor.
Otro de los ángulos que hemos desarrollado este año, y queremos fortalecer aún más de cara al 2021, es la cooperación entre las diferentes asociaciones de seguridad privada europeas a través de la Confederación Europea de Servicios de Seguridad (CoESS). APROSER ocupa una Vice-Presidencia y dirige el Comité de Diálogo Social, manteniendo un papel muy activo en la Patronal Europea, con la que comparte su principal objetivo: representar y apoyar el crecimiento del sector en todo el continente.
Es importante comprender que los retos del sector de la seguridad privada solo pueden concebirse a nivel europeo. Para nosotros, fomentar esta colaboración es importante ya que la Comisión Europea reconoce la labor de CoESS como interlocutor social sectorial.
Podríamos concluir que 2021 se presenta como un año especialmente estimulante, en el que tenemos la oportunidad de continuar reforzando la seguridad de la ciudadanía a través de las nuevas actividades que se reclaman y que estamos asumiendo con diligencia y la máxima profesionalidad, mientras que nos seguiremos encontrando nuevos retos que afrontar para hacer año a año más fuerte al sector de la seguridad privada en nuestro país en beneficio del interés común.
Ángel Córdoba Díaz
Presidente de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad. APROSER
Publicada en Cuadernos de Seguridad