Según publica El Confidencial, Suecia, uno de los países más avanzados en la reducción del uso de efectivo, ha decidido frenar su proceso de digitalización financiera y mantener el dinero en efectivo disponible debido a preocupaciones geopolíticas.
La creciente tensión en Europa y la dependencia de sistemas digitales que podrían ser vulnerables a ciberataques han motivado al gobierno sueco a reconsiderar su política, valorando el efectivo como un recurso estratégico para garantizar la resiliencia económica y la seguridad nacional en caso de crisis.